Salida al valle de Urraul Alto-Parte 1

Este fin de semana el Pausoka a vuelto a salir en busca de locas aventuras. Por si no nos vale con liarla nosotros cuando nos vamos a las montañas, ahora también se las liamos a los pobres ingenuos que se animan a apuntarse a nuestras salidas. Os los voy presentar...
La idea era subir el monte Baigura el sábado y después pasar la noche en Aritzkuren, para el domingo poner nuestro granito de arena en ese proyecto tan bonito que es la escuelita de Aritzkuren.

El sábado nos reunimos en la puerta de la UPNA al punto de la mañana. La gente estaba alegre, despierta y sonriente. Pero algo nos faltaba, ya que al final nos habíamos reunido mas peñita de la esperada, así que optamos por parar en el super de camino y aumentar nuestra provisión de cervezas.
Ahora que por fín estabamos preparados para sobrevivir a un finde pausokarra, salimos hacía Elkoaz, desde donde comenzaba nuestra excursión.

Para conseguir culminar bien el paseo, los organizadores del evento veníamos con grandes cantidades de documentación sobre la zona (un gps estropeado, unas fotocopias sacadas de internet, un mapa de una oficina de turismo y un libro de rutas con el que no terminábamos de aclararnos), gracias a eso y a nuestras grandes dotes como exploradores, pudimos culminar la excursión sin perder apenas el camino.
La subida fue entretenida, caminos de vacas, salto de vallas espinosas, estrechas sendas entre bojs, lindas praderas, hayedos y un rastro de sangre fresca que nos iba indicando el camino correcto, todo ello acompañado por un frío viento que nos hacía perder el equilibrio.
Después de tan dura ascensión nuestros esfuerzos fueron recompensados y...llegamos a la cima!!!
Solo nos quedaba buscar un txokito donde poder comer protegidos del traicionero viento y disfrutar de las vistas que nos habíamos ganado.
Cuando recargamos nuestras pilas a base de chorizo peleón, ricas tortillas, quesos gratis y demás, comenzamos el descenso.
Lo que no sabíamos es que iba a convertirse en una terrible experiencia que nos costaría mucho tiempo olvidar.
Por el momento todo iba a pedir de boca,
pero viendo que la pista por donde habíamos venido estaba tan cerca, decidimos inventar un atajo y continuamos bajando en linea recta, valientes como auténticos aventureros.
Cuando una frase llega a ser refrán, es porque casi siempre acierta. Este viaje no iba a ser de otra manera y el "no hay atajo sin trabajo", nos mostró su cara más traicionera.
Acabamos bajando por un barranco entre un enmarañado bosque que rasgaba nuestra ropa y sobre un suelo de hojas muertas donde nunca sabías si el siguiente paso te iba a lanzar dentro de algún temible pozo.
Incluso encontramos los despojos de algún desgraciado que creyó poder llegar a la pista ileso.Aún así, seguimos luchando contra la naturaleza y logramos salir de aquel laberinto sin sufrir ni una sola baja, aunque con alguno de nosotros seriamente herido.

Por fin habíamos logrado salir de ese infierno y en lo único que pensábamos era en calmar la insoportable sed que comenzaba a hacer estragos entre los miembros del grupo.
La salvación la encontramos en Santa Fe, único bar del valle. Donde nuestras caras se relajaron sabiendo que una vez más habíamos logrado dar esquinazo a una muerte que veíamos segura.
Cuando nuestros nervios se templaron decidimos partir hacía Aritzkuren, donde nos acojieron con gran alegría.A partir de aquí a mi se me nubla un poco la memoria.
Espero que alguno de los que disfruto de una bonita noche y un duro domingo en el pueblo coja el testigo y continúe con la...Salida al valle de Urraul Alto-Parte 2.